Blogia
El Meollo

Muy rico todo.

Habiéndonos empalagado con unos ravioli embebidos en la salsa de SIEMPRE, partimos hacia el cheboli de ULTIMAMENTE para observar las chichises de NUNCA. En esta epopeya de música brasilera y gatos caros, nos encontramos bajo la ávida mirada de un michifuz que otea a nuestro rapaz más distraido. Lo que quiero significar es: a Stratos lo sobrevuela un mamífero. Me explico, nuevamente: no es Diego el que subterfugiamente se inclina hacia su presa, sino la presa (enjaulada en su pasión) la que mira desde lo alto. ¡Por si no quedó claro!: Diego cae al final ante el acoso de la chica. ¡No! ¡No cae! Nuestro hombre es fuerte y además vueltero. Y no cae, porque en realidad sube las escaleras.
Una noche no tan memorable: la mismísima piba insistente a la que me refiero está conversando con mi cuñado. Me acerco a saludarlo, para lo cual me subo a la baranda. Un patovica me delira por desubicado mientras mi cuñado me dice "¿qué hacés vos acá?" y "te van a sacar". A todo esto, ella se me viene con cara de vele venuá. Yo le digo "ese con el que hablás es hermano de mi chica", ella se me penca y el chabón cree que le estoy cagando la mina. Una joyita.
De ahí en más, entro en una espiral de depresión: una rubia regordeta, más alta que yo, me tira besos mientras "le baila sesi" a un pelado; una mina con unos genes bastante mediocres me sacude con toda su artillería y las pendejitas de al lado hacen como que se besan. Yo ya no puedo pensar en otra cosa más que en lo que puedo pensar y la putísima música brasilera que no para... ¡me agité!
No escribo más (suspiro).

Nestum.

1 comentario

Diego -

bueno...me alegra que cuenten historias mias. Pero quiero acotar a mi favor: Mi corazón ya tiene dueña ´por eso no hice nada... no es que me hice el duro. La página esta muy buena no escriban tanto que me quedo atrás h.d.p